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Montag, 15. Februar 2010

El espejo alemán del Cabanyal
in: Publico, 14.2.2010
Übersetzung: Paula Ring, Amsterdam

Das deutsche Spiegelbild von El Cabanyal
Das Hamburger Fischerviertel überlebte einen Plan, der es zu einer Bürostadt machen sollte.
Am 4 Januar, nachdem die Order des Kulturministeriums (die Verlängerung der Avenida Blasco Ibanéz verstoße gegen nationales Recht, weil sie die Zerstörung nationalen Erbes bedeuten würde) bekannt wurde, der den Abriss des Cabanyal stoppt, trafen sich viele Nachbarn um anzustoßen, zu singen, zu weinen und sich zu umarmen. Einer der aktivsten, Peter Schwanewilms, war dabei ohne dabei zu sein. Durch ein an einen Lautsprecher angeschlossenes Handy sprach er hörbar emotional bewegt zu den Freunden. Dies tat er 2.500 Kilometer entfernt und als Repräsentant für Ottensen, dem Fischerviertel in Hamburg, das seit Jahren den Kampf von El Cabanyal unterstützt, um seine Identität zu bewahren.
Die Ähnlichkeiten zwischen den beiden Orten sind zahlreich. Ottensen, an den Ufern der Elbe und nahe am Hamburger Hafen gelegen, war ein kleines Bauerndorf, bis es im Jahr 1850 begann, zu einer Stadt anzuwachsen. Im Zuge der industriellen Revolution wurden die Felder durch Glas-, Metall-, Tabak-, und Nahrungsmittelfabriken ersetzt. Zu dieser Zeit wurde im Akkord gebaut, um genügend Platz zu schaffen für den massenhaften Zustrom des Proletariats, das auf der Suche nach Arbeit war. Aber die Industriekrise der 1970er Jahre brachte Ottensen einen Niedergang mit verlassenen Industriegrundstücken, heruntergekommenen Häusern und schwindender Bevölkerung.
Die Stadtverwaltung plante daraufhin, aus dem Viertel einen großen Bauplatz zu machen und die City West zu errichten, eine Geschäftsstadt, durchzogen von Wolkenkratzern, umrahmt von einer Autobahn und angefüllt mit neuen Wohnblocks für reiche Leute. Die Immobilienagenturen sahen ihre Geschäftschancen auf dem Tablett serviert: billige Grundstücke einkommensschwacher Menschen in Erwartung der  „fetten“ Neubewertung der Grundstücke.
Aber sie sahen sich konfrontiert mit der Opposition der Bewohner: viele Immigranten und vor allem Studenten, die von der Erfahrung des Mai 1968 erfüllt waren und die Ottensen in einen „Schützengraben“ gegen die Spekulation verwandelten.
Fruchtbarer Widerstand
Im alten Hafenviertel entstanden mehr als 300 Bürgerinitiativen mit Forderungen, die weit über die Stadtplanung hinaus gingen und einen breiten Fächer sozialer Recht umfasstene: Feminismus, die Dritte Welt, Ökologie… Ottensen war zu dieser Zeit ein Symbol für politische Freiheiten, die sich in der Wählervereinigung „Bunte Liste“ kristallisierten, der Keimzelle der Partei DIE GRÜNEN, welche dann auch Sitze im kommunalen Parlament gewann.
Die Mobilisierung der Bürger wuchs während eines Jahrzehnt an, und es gelang die Verwandlung eines Stadtentwicklungsplans der Zerstörung zu einem anderen, der die Möglichkeit einer Sanierung in kleinen Schritten einschloss, die noch bis heute andauert. Aus vielen der alten verlassenen Fabriken wurden soziale Zentren, die Gärten blühen wieder und die Innenhöfe der Häuserblocks sind keine Müllplätze mehr, sonder funktionieren als öffentliche Orte. Ein neues Gesicht, welches Ottensen in eines der schicksten und „angesagtesten“ Viertel Deutschlands verwandelt hat. In seinen Erdgeschossen nisten sich Restaurants, Geschäfte und Multimedia-Betriebe. "Ein Viertel mit einem studentischen, unruhigen und dynamischen Profil.", fasst Burkhart Springstubbe zusammen, einer der Architekten des behutsamen Wandels und Aktivisten der Geschichstwerkstatt „Stadtteilarchiv Ottensen“ .
Eine zehnjährige Beziehung
Die Beziehung zwischen Ottensen und El Cabanyal begann nach einem zufälligen Spaziergang von Peter Schwanewilms durch die Straßen des valencianischem Viertels. "Ich ging zum Strand und mir fielen die Plakate an den Fassaden auf, welche von Sanierung sprachen und ich dachte an mein Zuhause“, erinnert er sich. Kurz dannach nahm er an seinem ersten Treffen von Salvem El Cabanyal (einer Bürgerinitiative, die sich gegen den Abriss einsetzt) teil und wurde dort zu einem festen Mitarbeiter. "Ich ging jeden Mittwoch dorthin, erzählte ihnen über Hamburg, organisierte europäische Treffen.“
Durch die Vermittlung von Peter wurde Ottensen zu einem Spiegelbild für El Cabanyal als Hochziel einer möglichen Sanierung. Danach blühte der Austausch zwischen beiden Vierteln, am einträglichsten während einer jährlichen Veranstaltung, die in El Cabanyal organisiert wird und wo die Nachbarn ihre Häuser für künstlerische Ausstellungen öffnen, darunter auch viele Künstler und Aktivisten aus Ottensen.
Einer der emotionalsten Momente war im Jahr 2008, als Peter sich nach acht Jahren in Valencia entschied, nach Deutschland zurückzukehren. Es war keine normale Rückkehr: Der deutsche Aktivist fuhr zwei Monate lang die Entfernung zwischen beiden Orten mit dem Fahrrad ab. Mit dabei hatte er ein Rotes Seil, mit dem er in jeder wichtigen Stadt ein Foto machte. Eine symbolisch geladene visuelle Geste, um vom einem zum anderen Ufer die Seelen der verbrüderten Viertel zu vereinen. 
 

Sonntag, 14. Februar 2010

El espejo alemán del Cabanyal

El barrio marinero de Hamburgo sobrevivió a un plan que proyectaba sustituirlo por una ciudad de negocios

El barrio marinero de Ottensen, en Hamburgo, consiguió mantenerse en pie tras años de lucha vecinal.
SERGI TARÍN - VALENCIA - 14/02/2010 08:00

El 4 de enero, tras conocer la Orden de Cultura que paraliza los derribos en El Cabanyal, muchos vecinos se reunieron para brindar, cantar, llorar y abrazarse. Uno de los más activos, Peter Schwanewilms, estuvo sin estar. A través de un móvil conectado a unos altavoces habló atropelladamente. Lo hizo a 2.500 kilómetros de distancia y en representación de Ottensen, el barrio marinero de Hamburgo (Alemania), que apoya desde hace años la lucha del Cabanyal por preservar su patrimonio.

Las similitudes entre ambos lugares son numerosas. Ottensen, a orillas del río Elba y cerca del puerto de Hamburgo, fue un diminuto pueblo agrícola hasta que en 1850 lo fagocitó la ciudad. Los huertos fueron sustituidos por fábricas de vidrio, metal, tabaco y alimentación. En aquel tiempo se construyó a destajo para dar cabida a la abundante marea proletaria que llegó en busca de trabajo. Pero la crisis industrial de los setenta decoró Ottensen de degradación y abandono.

Muchas fábricas abandonadasson ahora centros sociales

El ayuntamiento planeó entonces convertir el barrio en un solar y levantar la City West, una ciudad de negocios inflamada de rascacielos, surcada por una autovía y repleta de nuevos bloques de viviendas para gente rica. Las inmobiliarias vieron la oportunidad de negocio servida en bandeja: suelo pobre y de pobres a la espera de suculentas recalificaciones. Pero se encontraron con la oposición de sus pobladores: muchos inmigrantes y sobre todo estudiantes embriagados por los vapores de Mayo del 68 que convirtieron Ottensen en una trinchera contra la especulación.
Resistencia fecunda

El viejo barrio porteño juntó en sus calles más de 300 entidades con reivindicaciones que iban más allá del urbanismo, hasta abarcar un amplio abanico de derechos sociales: feminismo, Tercer Mundo, ecologismo... Ottensen fue en aquel tiempo un símbolo de las libertades políticas que cristalizó en la Bunte Liste, embrión de los Verdes-Alternativos, que obtuvieron representación en el Consistorio.

El barrio marinero de Ottensen es una de las zonas más chic de Alemania

La movilización ciudadana se extendió durante una década y consiguió la metamorfosis de un plan urbanístico destructivo por otro que posibilitó una rehabilitación por fases que aún colea. Muchas de las antiguas fábricas abandonadas se han transformado en centros sociales, los jardines han proliferado y los patios interiores de las manzanas de los edificios han dejado de ser estercoleros y funcionan como plazas públicas. Un nuevo rostro que ha convertido a Ottensen en una de las zonas más chic de Alemania. En sus bajos anidan restaurantes, comercios y empresas multimedia. "Un barrio de perfil estudiantil, inquieto y dinámico", resume Burkhart Springstubbe, uno de los arquitectos implicados en su remodelación.
Una relación de diez años

La relación entre Ottensen y El Cabanyal se inició tras un paseo al azar de Peter Schwanewilms por las calles del barrio valenciano. "Iba hacia la playa y me llamaron la atención las pancartas en las fachadas que hablaban de rehabilitación y pensé en mi casa", recuerda. Poco después asistió a su primera asamblea de Salvem el Cabanyal (plataforma que se opone a los derribos) y se convirtió en un asiduo. "Iba cada miércoles, les hablaba de Hamburgo, organizaba encuentros europeos".

Por mediación de Peter, Ottensen se convirtió en un espejo para El Cabanyal, en la plasmación urbana de una rehabilitación posible. Proliferaron, entonces, los intercambios entre ambos barrios. Los más fructíferos, en unas jornadas que anualmente se organizan en El Cabanyal y donde los vecinos abren sus casas a exposiciones de artistas locales y extranjeros, entre ellos muchos creadores de Ottensen.

Uno de los momentos mas emotivos se vivió en abril de 2008 cuando Peter decidió volver a Alemania tras ocho años en Valencia. Fue un regreso atípico. El activista alemán recorrió en bici, durante dos meses, la distancia entre ambos lugares acompañado de una cuerda roja junto a la que se fotografió en cada ciudad importante. Un gesto cargado de simbolismo visual para unir de orillaa orilla el alma de dos barrios hermanos.